Título:
El Loco
Concurso: Lo que dejamos atrás
-Y cómo te fue? Pregunto la Mariana
inquieta
La mirada del Loco lo dijo
todo
-Que vamos a hacer, hay que
buscar algo para beber, pronto!
El Loco siguió en silencio
mirándola y finalmente dijo:
-Mari es un desierto, yo creo
que encontrar algo para comer es equivalente a encontrar una aguja en un pajal.
El Loco tenía razón habíamos
por las estimaciones del Piloto habíamos caído en la zona más desierta del
desierto.
Rolando que estaba echando
debajo de lo que quedaba del ala del aeroplano levanto por un momento su mirada
-Estamos cagados, Tenemos 2
litros de agua, 2 bolsitas de maní, y los restos del aeroplano. En esta época
del año hacen 48 grados por el día y -2 grados en la noche, y sin mencionar las
tormentas de arena, los tornados, las arenas movedizas. Y para los que están
pensando en caminar, estamos en el medio de un laberinto de montañas cambiantes
de unos 400.000kms cuadrados. A y se me olvidó mencionar, los espejismos, los
escorpiones voladores, las….
-Ya muérete rápido en, no te
aguanto más! grito Mariana
Ronaldo, miro la herida que
tenía en el pecho, de ella salía un fierro curvo que le atravesaba el pecho.
- No te preocupes, no debe
faltar mucho…
El Doctor que había estado
dando vuelta buscando restos del avión, había regresado con un expresión
lúgubre.
-Me ha picado un escorpión.
-Queee!! Gritaron todos
-Como carajo te paso eso? dijo
el Loco
-Lo he hecho a propósito! no
hay chances de sobrevivir en este infierno, prefiero morir en mis términos.
Un silencio se apodero del
campamento desde ese entonces y este perduro hasta la noche, cuando Marianna
repartió las raciones de cada uno. Se había decidido, pese a las protesta del
Doctor y gracias a las suplicas de Ronaldo, que todos recibirían su ración
hasta la muerte. En la noche todos durmieron uno pegados con los otros para
evitar el frio corriera entre sus cuerpos. Ya cuando comenzaba a aclarar, el
Loco tomo su bolso y emprendió nuevamente la búsqueda de alimento.
Las oscuras dunas se estiraban
hasta el horizonte, y parecían danzar con las ráfagas de viento. Montañas
enteras salían de la nada, picos inmensos que segundos más tarde se habían
esfumado. Las estrellas aún se dejaban ver en el alba y eran la única guía en
el mar de dunas. Pronto habría que emprender el regreso, antes de que el sol se
levantara definitivamente y calor barriera con todo.
Estaba a punto de regresar
cuando entre dos dunas un camino apareció, este se extendía serpenteando hasta
un obelisco un par de dunas más allá. Sabía que no podía ser un espejismo, aún
no hacia el calor suficiente para esas ilusiones.
Bajo la Duna rodando de la
emoción y tomo el camino. Este estaba limpio de arena, casi como si hubiera
sido barrido, cada baldosa de piedra era larga como dos cocodrilos y gruesa
como un hipopótamo. Camino y a momento parecía que la punta del obelisco se
alejaba cada vez más, sin embargo poco a poco las dunas se abrieron y una
enorme plaza surgió.
El obelisco era de granito negro, cubierto de
jeroglíficos curvos, se erguía en el centro de la inmensa plaza rascando las
estrellas que pasaban, en la base un enorme fuente se extendía a su alrededor.
Se aproximó cautelosamente al
extraño monumento. Como era posible que algo así estuviese en el medio del
desierto, y lo más extraño como era posible que la fuente tuviese agua. Esa
agua, esa agua inmutable reflejaba en el alba la silueta de su rostro adornado
por una aureola estrellas. Miro su reflejo por un largo rato, había
enflaquecido desde el accidente, el fracaso, la soledad, la barba larga, el
hambre, la sed… LA SED! Una
desesperación, un angustia inimaginable invadió todo su cuerpo en un santiamén.
Hundió el rostro en la fuente y tomo un gran trago de arena que inmediatamente
escupió por reflejo. Levanto su mirada aún atragantado por la arena y pudo ver
que el obelisco, la fuente, la plaza y el camino habían esfumado. Solo estaba
Ronaldo riéndose, atragantado penosamente en una tos gutural.
-Jajaja argh..! Te hubieras
visto sonámbulo tomando arena! Ajajaja!
El Loco aún desorientado miro
alrededor suyo. Todos dormían entorno al fuselaje, Mariana estaba acurrucada
alado suyo y dormía profundamente. El Doctor cerca de la cola del avión se
retorcía en dolor y mascullaba sonidos indescifrables. El Piloto estaba de
vigía en su asiento y miraba ofuscado la luna.
-Pesadillas? Pregunto el Piloto
-Más bien ilusiones. Dijo El
Loco
-No son lo mismo?
-No me lo había planteado así…
-Ten cuidado, el Desierto no
solo se come el cuerpo de las personas, sino que también les come la mente.
-Ni me lo digas.
Ya pronto amanecería, el cielo
esclarecía y las estrellas una a una se iba perdiendo en el firmamento. El Loco
le dio un beso en la frente a Mariana, tomo
su bolso y emprendió nuevamente la búsqueda de alimento.
Había caminado un buen rato, había pensado que tal vez
esta vez no volvería al campamento. Talvez el Doctor había encontrado la
solución a este conundrum. Tal vez el veneno del escorpión era una mejor salida
que quedarse atrapado en este lugar. Tal vez el piloto tenía razón, y el
Desierto le comería la mente antes de dejarlo ir. Tal vez era entonces mejor no
volver, caminar hacia la boca naciente y dejar que lo comiera.
Estaba en esas divagaciones
enfocado en el amanecer cuando una figura alta y delgada contrasto con el
círculo solar. Tardo un rato en reconocerlo, era el obelisco! El mismo de sus
sueños… El mismo! Por el tiempo que había recorrido Debía estar a unos 5 km del
campamento, saco del bolsillo un improvisado mapa estelar, marco la hora y la
posición de la bóveda celeste. Después de un tanto andar al igual que en el
sueño encontró el camino. Al igual que en el sueño, limpio sin ningún grano de
arena. Camino por entre las dunas siguiendo el sendero y al igual que en el sueño estas se abrieron
para dejar ver la enorme plaza.
El sol del alba alumbraba la
punta del obelisco y su sombra marcaba los bordes de la duna como un enorme
reloj de sol. La plaza aún oculta del calor del sol, dormía como si estuviera
detenida en el tiempo. Se acercó a la fuente y se sentó en el borde de esta.
Con cuidado metió su mano dentro de la fuente, el agua fría y cristalina le
abraso los dedos y la palma. Espero ahí un rato deseando que no hubiera caído
en una ilusión, sin embargo ya había
perdido hace tiempo la capacidad de discernir que era y que no era un sueño.
Espero que el sol inundara la plaza, las baldosas cogieran el rojo vivo, y las
dunas se transformaran en cristal. Solo entonces, cuando el calor le empezaba a
quitar la vida y la voz Doctor le pedía que no luchara más, solo cuando la imagen
del cadáver despedazado de Mariana era más latente, se sumergió en la fuente y
bebió. Esta vez el agua no se transformó en arena, bebió hasta hartarse y
rebalso las cantimploras.
Habiéndose refrescado y salido
del borde de la muerte, comenzó a preguntarse como un lugar como este
sobrevivía en el desierto, alguien debía mantenerlo, o al menos pasar por acá
de vez en cuando.
El corazón se le acelero con
la idea de poder ser encontrado, había perdido hace años la noción del tiempo y
el paso de los días le había dejado de importar. Tenía que volver al campamento
y contarle a Mariana las nuevas noticias.
Volvió
al atardecer al esqueleto del avión. Todo estaba igual que siempre; Ronaldo
discutiendo con el Doctor sus posibilidades de supervivencia, el Piloto siempre
en su silla recapitulando los eventos previos al choque, y Mariana dando vuelta
preguntándose qué comerían hoy.
-Gracias a Dios volviste! Dijo
Mariana – Que vamos a hacer, hay que buscar algo para beber, pronto!. Este
lugar, estos muertos me está volviendo loca.
-Si lo sé, pero he encontrado
algo que podría solucionarnos bastantes problemas e incluso salvarnos… he
encontrado agua...
-QUE! Donde, Vamos ahora!
-Shhhh… No ahora… por la
mañana.
-Estas actuando muy extraño
sabes…
-Tienes que verlo para
entender, la plaza, el obelisco.
-Encontraste gente!
-No no no, pero puede que
pasen por ahí.
-Jajajaja Siiii! Agua y gente
Hahaha, Donde queda esto?
-Shhh mañana, mañana te lo
muestro…
-Estás Loco sabes.
-Si lo sé, por eso tengo que
salir de aquí.
-Bueno solo no me dejes aquí.
-Ni en un millón de años.
El
cielo estrellado, parecía hablar en el medio del vacío del desierto. La noche
siempre tenía una cierta calma que el día colapsaba, y esta noche en particular
parecía que ni un solo grano de arena se movía en todo el desierto. Solo el
sonido del doctor moribundo y la áspera respiración de Ronaldo quebraban este
silencio.
El loco se alejó un poco
caminando por la cola del avión, para talvez escuchar el sonido de las
estrellas hablando entre ellas. Al acercarse el sonido dejo de ser un murmuro
poco a poco y comenzó a ser una conversación. Una vez que pudo escucharlas bien
se quedó sentado en la cima de una duna.
-Ya han pasado años, nadie
viene a verlo a este Loco
-Sí, el doctor dijo que se
moriría pronto de todas maneras
-Qué pena por ti Loco, que lo
perdiste todo y sigue viviendo. Para qué?
Las estrellas se apagaron
cuando salió la luna preguntando donde quedaba el baño.
El
loco abrió de un zarpazo los ojos y se encontró de vuelta en el avión. No se
podía mover ni un musculo de su cuerpo. Sobre él, Ronaldo, el Doctor, y el
Piloto discutían de pie entre ellos.
-Tenemos que hablar contigo.
-Dijo el piloto-
-Loco hemos decido que te toca
usar el escorpión. -Dijo el doctor-
-La decisión fue tomada con en
base a criterios democráticos, 3 votos a favor y uno en contra.-Dijo Ronaldo-
El doctor saco se su bolsillo
un escorpión que se agitaba dando tenazadas a diestra y siniestra. No podía
moverse, ni respirar. Asfixiándose cerró los ojos esperando la picadura del
transparente escorpión que sostenía el Doctor en la palma de su mano. Espero y
espero y cuando abrió los ojos ya no se encontraba ahí.
Estaba
sentado en el avión y a su lado estaba mariana. El piloto conversaba
animadamente con Ronaldo sobre los motores que traqueteaban monótonamente en
cada ala. Por la ventana solo se veía el mar de arena que se extendía más allá
del horizonte.
-Qué te pasa parece como si
hubieras visto un fantasma.- Mariana lo miraba con cara preocupada desde su
puesto.
-Tranquilo hermanito ya vamos
a llegar, solo duerme un poco más.
No podía dormir, hace un par
de segundos estaba en el desierto a punto de morir por una picadura de
escorpión y ahora estaba de vuelta en el avión como si nada hubiera ocurrido.
Se estaba volviendo loco. El accidente! No recordaba el accidente! Si no había
habido accidente esto era solo un sueño. Pero cómo? Trato de hacer memoria. Se
había subido al avión, por lo que indicaba su reloj llevaban cuatro horas
volando. Mariana le había dado unas pastillas para dormir. Se había tomado una
sola pastilla, talvez eso había causado las pesadillas. Mari dijo que eran
fuertes pero nunca tanto.
-La miro a los ojos -Estoy
bien solo fue un mal sueño.
Fue justo en ese preciso
instante, justo cuando creía que la pesadilla había terminado, que el silencio
invadió el avión. Recordó entonces como los motores se habían apagado, la
fuerza con la cual Mariana le tomaba la mano y los gritos desesperados de
Ronaldo, recordó como el sonido del aire silbando alrededor del fuselaje y el
infinito mar de arena acercándose cada vez más. Cerró los ojos y le apretó con
fuerza la mano a Mariana.
Despertó
de un golpe sudando frio y con el corazón que se le salía, miro para todos
lados pero no había nadie. Solo estaba el destartalado fuselaje del avión. Se levantó,
dio la vuelta por la cola y se encontró con un cadáver. Ensartado con un fierro
y seco como una momia el cadáver de Ronaldo era apenas reconocible. Le faltaba una pierna, el pecho lo tenía
abierto medio a medio y sus ojos eran dos socavones oscuros, llenos de un
latente dolor. Camino espeluznado hacia la cabina en donde encontró al Piloto,
o lo que quedaba de él. Sentado en el asiento mirando ofuscado la luna, su cara
parecía estar hecha de arcilla, llena de grietas y pellejos que se caían a
pedazos.
Retrocedió aterrorizado,
aterrorizado de que se hubiera vuelto loco. Trataba de recordar que había
pasado, pero todo se le escapaba o no hacia sentido. Cuanto tiempo llevaba
aquí, cuantas semanas llevaban muertos Ronaldo y el Piloto. El Doctor, no había
un Doctor en el avión?
-Loco que haces ahí parado?
–Mariana había aparecido desde el costado del avión tenía la cara cansada y
dormida.
-Ven duerme un poco no te
quede ahí parado como un bobo. Hace suficiente frio en este puto desierto como
para que te vayas a caminar solo.
La miro un rato como si no
estuviera seguro de que estaba ahí.
-Mariana tenemos que salir de
aquí- Dijo con la voz quebrada -Tenemos que abandonar el avión e irnos.
-Te has vuelto loco! No
duraremos ni un día fuera del avión.
-Se dónde hay agua, en el
obelisco…
-Tú y tu obelisco, está bien
te dije que mañana iremos a buscarlo… ahora ven a dormir, cierra los ojos un
momento.
-No! Tenemos que irnos ahora.
Hay que aprovechar la noche para llegar.
-Tranquilo, tranquilo no hace
falta gritar! Vamos…
Emprendieron
el viaje a oscura descendiendo y ascendiendo montañas de arena. La noche no
tenía ni una sola gota de viento y el frio congelaba las crestas de las dunas
haciendo siempre muy difícil este último tramo. En el amanecer el mar de dunas
cambio repentinamente, un viento huracanado descendió del cielo y una tormenta
cubrió el desierto. Dentro de esta, olas de arena se formaba reventaban sobre
ellos, y solo después de algunos segundos sepultados podían volver a caminar.
-TENEMOS QUE VOLVER! – Grito
Mariana- NO HAY NADA ALLÁ, NADA!
El Loco se detuvo en seco sin
darse vuelta. No murmuraba pero el sonido de la tormenta ocultaba su palabra
No… no pienso volver, no
pienso volver.
-CONTESTAME LOCO CULIAO!
La tormenta de arena era tal
que de haberse soltado las manos los hermanos se hubieran perdido y nunca más
encontrado. Sin embargo en ese instante
el Loco le soltó la mano y se dio vuelta.
ESCUCHAME BIEN PORQUE NO LO
VOY A REPETIR. MI NOMBRE NO ES LOCO, NO SE CUAL ES PERO LOCO NO ES. NO PIENSO
VOLVER! ME OISTE?! NO PIENSO VOLVER A ESE LUGAR! VOY A SALIR DE ESTE DESIERTO O
VOY A MORIR INTENTANDOLO!
-Nos vas a matar Loco.
La arena le seco las lágrimas
de Mariana y le dio nuevamente la mano para seguir caminando a duras penas por
la tormenta. Lucharon con las pocas
fuerzas que les quedaban, hasta que finalmente después de una hora de suplicio
este menguo.
Cuando el sol volvió a
aparecer las dunas habían sido barridas y el desierto era plano hasta el
horizonte. El suelo se resquebrajo chillando y gruñendo de dolor bajo el
abrasador calor. Cada paso parecía consumirles una vida y cada bocanada parecía
prenderles fuego a sus pulmones.
-Debemos volver.
La voz apenas le salía del
seco cuerpo. Ya casi no podía caminar y arrastraba los pies por la dura tierra.
-Pero está justo ahí -indico
una silueta negra en el horizonte – Solo un par de horas más
-Ahí?- indico el horizonte vacío-
Ahí no hay nada. Suficiente de esta estupidez volvamos antes de que nos
matemos.
- No, no pienso volver
- Pues yo no pienso continuar.
Solo hay muerte allá, está alucinando y estás tan loco que no te das ni cuenta.
-TE DIJE QUE MI NOMBRE NO ES
LOCO! Puedes irte Mariana. Puedes irte a la mierda!
-Me voy devuelta al avión.
-Vete.
Ella dio media vuelta y
emprendió el camino de retorno sin saber bien si llegaría y a que llegaría. El
dio media vuelta y siguió persiguiendo la silueta gris en el horizonte.
Camino
por días enteros sin poder alcanzarla, una nube de remordimiento lo acompaño
esos días. Había perdido a la única persona que había prometido no dejar atrás
todo por un sueño. Moriría ahí.
El tercer día cuando sus pies
estaban descalzos, el sol le había carcomido la piel y la sed le había quitado
el pensamiento choco con lo que parecía ser el camino. De repente despertó del
ensueño y vio frente a el erguido hasta el infinito el obelisco y a sus pies la
fuente. Se acercó lo más rápido que le permitieron sus cansados pies,
tropezando y a duras penas manteniéndose de pie. Llego y se zambulló de cara en
la fuente, solo para encontrarse con que esta estaba vacía. No había ni una
sola gota, ni una sola molécula de agua.
Se sentó apoyado en el
obelisco aprovechando la estrecha sombra que daba. Estaba adolorido, sin
fuerzas y rendido. Moriría ahí
Y eso fue lo que paso. Los
dolores de cabeza se fueron y su vista se turbo, la larga sombra del obelisco
comenzó a serpentear como si fuera una bandera y se agrando como un abanico
cubriendo todo a su alrededor. Poco a poco se fue sumergiendo en un delirio
infinito, las formas comenzaron a surgir del piso y el desierto se desvaneció
en la oscuridad. Entonces cerró los ojos porque sabía que la locura y la sed ya
se habían apoderado de su cuerpo.
-Está despierto! Dijo una voz
Cuando abrió los ojos todo se
veía borroso, destellos de luz le alumbraban un ojo y después el otro. No podía
mover ninguna parte de su cuerpo y solo duraba algunos minutos antes de sumergirse
nuevamente en la oscuridad.
-Señor Chuspisco, me escucha!
Soy el Doctor Najir. –La silueta hizo una pausa- Por favor parpadee una vez si
entiende algo de lo que digo.
El Loco utilizando todas sus
fuerzas cerró y abrió los ojos obedientemente.
-Excelente, mire le explico
usted viene de salir de un coma de cuarto grado, por lo que dice su ficha fue
causado por un colapso circulatorio. La verdad no sé cuánto tiempo usted ha
estado acá, yo llegue hace un par de meses. Creo que me dijeron algo con que
usted tuvo un accidente hace algunos años, y de ahí vendría esto del coma.
Bueno, la cosa es que eso está en el pasado. En los próximos días se pondrá
mejor, así que animo!